En 1983 Abuelas localizó a una niña que había sido inscripta como hija propia por un subcomisario de la policía bonaerense, Rubén Lavallen, y su esposa, Raquel Leiro. Retornada la democracia, se iniciaron las acciones legales a fin de poder realizar los estudios que permitieran establecer la identidad de la niña. En junio de 1984 los resultados de la pericia confirmaron que se trataba de Paula Eva Logares. Fue el primer caso en el que la Justicia utilizó como prueba de filiación los análisis genéticos. El 13 de diciembre de 1984 se le restituyó su verdadera identidad. Paula fue criada por su abuela materna. Sus padres y su hermano/a que debió nacer en cautiverio continúan desaparecidos.
Paula Eva Logares
- ADN: 1 de junio, 1984
- Localización: 1 de enero, 1983
- Restitución: 13 de diciembre, 1984
Paula Eva Logares nació el 10 de junio de 1976 en la ciudad de Buenos Aires. Fue secuestrada junto con sus padres, Mónica Sofía Grinspon y Ernesto Claudio Logares, el 18 de mayo de 1978 en Montevideo, Uruguay, donde estaban viviendo tras escapar de la persecución política en la Argentina. Mónica estaba embarazada. Por sobrevivientes pudo saberse que la pareja estuvo detenida en la Brigada de Investigaciones de San Justo y en el centro clandestino "Pozo de Banfield".
La familia de Paula Eva Logares
197610 de junio
Nacimiento del/a nieto/a
197818 de mayo
Desaparición del/a nieto/a
1983enero - diciembre
Fecha de localización
23Número de caso resuelto
“Mi abuela me encontraba, trataba de acercarse a ver si era yo y enseguida nos mudábamos”
“¿Dónde está mi osito?”
Mónica nació el 9 de agosto de 1954 en la ciudad de Buenos Aires. Ernesto el 26 de julio de 1955 en la misma ciudad. Ambos militaban en la organización Montoneros. Sus compañeros la llamaban "Sonia", "Flaca", Zaina" o "Yoyo" y a él "Piru" o "Pirulo".
“Mi papá trabajaba en el Banco Nación y mi mamá en un ministerio, estudiaron juntos en la Facultad de Agronomía de la UBA, militaron juntos, formaron pareja y se casaron. Vivíamos en Haedo, provincia de Buenos Aires. Pero tuvieron que renunciar a sus trabajos por la militancia y mudarse a Uruguay. Allá los dos trabajaban con sus nombres reales en una entidad de crédito para la vivienda. Un día feriado, cuando me llevaban a mí al Parque Rodó a jugar, nos secuestraron a los tres. Nos encapucharon. Yo tenía 23 meses”, contó Paula en uno de los juicios en los que declaró.
Paula, a quien sus apropiadores anotaron como si fuera más chica –casi dos años menos–, pegó un estirón cuando empezó a vivir con su abuela. El primer día que durmió en su casa, que había visitado por última vez cuando tenía un año y medio, recorrió el lugar y se detuvo en la puerta de la habitación que había sido suya. Abrió, miró la cama, y preguntó: “¿Dónde está mi osito de peluche?”.
Elsa Pavón
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